Interesante trabajo .........
Antes que nada,
nos gustaría conocerte un poco mejor José Javier. Por lo que vemos en tu
blog, el cortijo parece grande e intuimos que requiere bastante
trabajo. ¿Eres tú sólo el que lleva el huerto o se trata más bien de un
hobby familiar?
Efectivamente, el Cortijo es una gran construcción rodeada de una parcela de algo más de 13.000 m
2,
donde en uno de sus bancales, de aproximadamente 600 metros, llevo a
cabo las faenas hortícolas, el resto está sembrado de frutales.
A pesar de ser una parcela grande suelo llevar a cabo personalmente
todas las tareas del huerto, salvo alguna ayuda puntual que recibo de mi
amigo Silvio Rivas y del primo Víctor.
Pero quien tenga un huerto ha de saber (o debe aprender) que tiene
que dejar llevarse por el ritmo de la Naturaleza, por sus ciclos y sus
tiempos, con su propia evolución natural, y que debe de ser un trabajo
relajado y flexible, donde el esfuerzo y el tiempo se conjugan en una
armonía perfecta, de lo contrario nos generaría estrés y ansiedad, que
es precisamente de lo que nos libera y protege nuestra tarea.
¿Dónde está situado exactamente el cortijo?
La situación exacta del Cortijo San José es en el Camino del
Zahonado, pago perteneciente al Barranco de Ítrabo, en la ciudad costera
de Almuñécar. Su construcción se remonta a finales del siglo XIX y
posee una ubicación excepcional: al pie de una ladera que bordea la vega
de Río Verde y con una orientación S-SE, aprovecha los rayos del sol
naciente que animan el espíritu y la vista.
Desde su terraza se observa a sus pies una extensa alfombra de
chirimoyos y en el horizonte se confunden el cielo y el mar, solamente
interrumpido por las casas encaladas de la ciudad de Almuñécar y las
pinceladas sueltas de los cortijos de las laderas circundantes.
Las tierras que rodean el Cortijo están sembradas de frutales de
origen tropical (chirimoyos, aguacates, mangos, guayabas, papayas,
etc.), que se introdujeron a finales del siglo pasado, y de plantas
tradicionales típicas de nuestro clima mediterráneo (ciruelos, higueras,
caquis, parras, perales, membrillos, etc). Es en uno de estos bancales,
situado junto al Cortijo, donde está ubicado el huerto, también
orientado al sol del mediodía y abrigado de los vientos del Levante y
del Poniente.
¿Por qué decidiste adentrarte en el mundo de la horticultura? ¿Qué te aporta?
Mi contacto con el mundo agrícola fue meramente casual, aunque
algunas veces pienso que ha sido una consecuencia de mi forma de
entender la vida. Mi actividad profesional está dedicada a la enseñanza y
en el año 1994 me destinaron a Almuñécar para ejercer la misma.
El Cortijo era de propiedad familiar, pero siempre se había dedicado a
la explotación de frutos subtropicales, siendo personas ajenas a la
familia quien mantenía la finca.
Desde nuestra llegada a estas tierras comenzamos a frecuentar cada
vez con mayor asiduidad el Cortijo, en principio para disfrutar de su
ubicación y su clima y de la expansión que suponía tener un espacio
donde nuestros hijos jugaran y se desarrollaran en contacto con la
Naturaleza. Fue esta unión con la Tierra la que despertó en mí la
curiosidad por cultivar y consumir los frutos de mi propia cosecha.
Cuando comienzas a sembrar las primeras hortalizas (que fueron
tomates, pimientos, berenjenas y calabacines) todo te parece que crece
por arte de magia. Parecía un hecho milagroso el conseguir esos tomates y
pimientos tan sabrosos y exquisitos; todavía recuerdo a mis hijos, sin
apenas saber andar, cogiendo pimientos de la mata y comiéndoselos a
bocados en medio del huerto.
Poco a poco, me fui implicando cada vez más en los cultivos y sus
procesos. Era un mundo apasionante que me enseñaba cada día algo nuevo.
Preguntaba a todo el mundo, sobre todo a los abuelillos del lugar,
quería saberlo todo sobre cada planta, sobre sus necesidades, sus ciclos
vitales, sus tiempos y los cuidados que precisaban y volví a
rejuvenecer y a recordar mis principios ecologistas que me
estigmatizaron en mi época universitaria en Granada.
Sin darme cuenta y, cuando menos me lo esperaba, me sentí atrapado
por este nuevo mundo y solamente lamentaba los años que había perdido
sin su contacto. Así que hoy día el huerto y yo somos como dos entes
inseparables; forma ya parte de mi vida y de entender la vida, y me
aporta todo aquello de lo que anhelo y necesito.
¿Qué tipo de cultivos has plantado a lo largo de tu experiencia como
horticultor? ¿Cuáles plantas actualmente? ¿Qué resultados has obtenido?
En estos casi 20 años que llevo trabajando la tierra he sembrado casi
todo tipo de hortalizas, desde las tradicionales lechugas, espinacas,
zanahorias, rabanitos, tomates, pimientos, berenjenas, coles, brócolis,
alcachofas, patatas, habas, etc., hasta otras más exóticas y curiosas
como zapallitos de tronco, rúcula, piña o bananas.
Pero a lo largo de estos años he ido seleccionando aquellos cultivos
que más nos gustan y mayor satisfacción nos producen (que no por ello
son pocos). Mis cultivos favoritos son las habas, las patatas, las
cebollas, los tomates, los pimientos y los calabacines. El resto sigo
sembrando un poco de cada, pero de éstos siembro en cantidades para mí y
para toda la familia.
Desde hace dos años llevo a cabo un proyecto de recuperación de
semillas agrícolas tradicionales. Ya solamente siembro cultivos de mis
propias semillas y, por supuesto, realizo un cultivo ecológico, así en
mi casa, solamente entran mis hortalizas y verduras, siendo de la máxima
calidad. Desde este portal que me ofrece Planeta Huerto ofrezco mis
semillas a todos los interesados en llevar a cabo un cultivo con plantas
ecológicas y tradicionales.
Por lo que vemos en tu blog, te has atrevido a cultivar aguacates, ¿es un cultivo difícil?
Todo lo contrario, el aguacate es una planta de origen tropical, que
se ha adaptado perfectamente a la comarca de la Costa Tropical
granadina, siendo su cultivo sumamente fácil, ya que carece de
enfermedades y sus exigencias vitales son mínimas.
En nuestra comarca se han introducido tres variedades: La variedad
Bacon, que es la más temprana, siendo muy rentable porque todos los años
produce abundante fruta; la variedad Fuerte, que es muy sabrosa y
también muy productiva y rentable, y la variedad Hass, que es la más
cotizada y la más tardía, aunque tiene años que produce mucha fruta
mientras que otros tiene una producción escasa.
Esta última variedad es la que yo cultivo en el Cortijo y he
conseguido, mediante podas puntuales y las labores adecuadas, que la
planta produzca abundante fruto durante todas las campañas.
¿Eres de los que cree que llevar un huerto es un simple hobby o más
bien de los que opinan que es una forma de vida? ¿Notas en tu día a día
haber vuelto a contactar con la tierra y con la naturaleza?
Cuando te enfrentas las primeras veces a la tarea de sembrar plantas
hortícolas sientes un gusanillo sobre lo que saldrá o no, te surge una
especie de angustia interior sobre el resultado de tu trabajo. Vas
viendo como ese tiempo que antes dedicabas a otras cosas lo vas ocupando
cada vez más en el cuidado y mantenimiento de tus plantas. Al principio
resulta como un juego, como un experimento, pero cuando menos te lo
esperas se generan una serie de lazos y conexiones entre tú y las
plantas que ya cambia la concepción que antes se tenía sobre este mundo.
Cuando asimilas lo que te da el huerto es cuando comienza tu
dependencia espiritual sobre él. Ya deja de ser un hobby y se convierte
en una forma de vida, que te atrapa, te absorbe y da sentido a tu
existencia.
Los amigos y familiares ya me asocian más al campo que a la
enseñanza. Son muchos los días en los que por simple placer paseo por el
campo, me sumerjo bajo la espesura de los chirimoyos y aguacates y
observo los frutos, las hojas, los pájaros que anidan en ellos.
Compruebo los injertos de los mangos, limpio los brotes de los almendros
que he injertado en ciruelo, veo el surgir de las primeras flores de
habas o me congratulo con la presencia de abejas, orius o mariposas.
Notas en tu espíritu todo lo que te da el campo y, lo más
extraordinario, sin pedirte nada a cambio. Cuando asimilas tu nuevo
estado de ser, tu nueva circunstancia es cuando ya no puedes pasar sin
él.
¿Qué consejos darías a los lectores de la revista de Planeta Huerto
que desean adentrarse en el arte de cultivar la tierra? ¿Y a los que ya
se han decidido y tienen un huerto?
Bueno, no me considero un gran experto como para aconsejar a los que
se quieren iniciar en este mundo de la horticultura, pero sí que les
diría que es una de las actividades más bonitas que puedan realizar. El
observar la evolución, la transformación que experimentan las plantas,
su crecimiento, sus flores y, lo más espectacular, cuando echan los
primeros frutos, piensas que este es un mundo mágico. Te genera un
entusiasmo y alegría que te reconforta plenamente. Eso te animará a
seguir experimentando con otros productos y a aprender cada día más de
las plantas.
A los ya iniciados les diría que compartieran todas sus experiencias
agrícolas, que intercambiaran semillas, que realicen degustaciones de
sus productos y que inculquen a sus familiares y amigos ese amor por la
agricultura.
Sobre el Autor
Hola amigos de Planeta Huerto, soy Tino, y los útimos
años los he dedicado a estudiar Ciencias Ambientales en la Universidad
Miguel Hernández de Elche. Una de mis pasiones es la naturaleza, y como
tal, disfruto de su observación, estudio y defensa. Actualmente tengo la
suerte de poder escribir acerca de temas relacionados con ella, y la
fortuna aún mayor de que lo que escribo llegue a la gente.
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